El sector del vino ha cerrado en 2025 una de sus cosechas más cortas de los últimos años, con 31 millones de hectolitros, lo que supone una caída del 15% respecto a ejercicios anteriores. Sin embargo, los agricultores aseguran que esta merma no ha repercutido en los precios en origen y reclaman medidas de estabilidad como contratos plurianuales que garanticen la cobertura de los costes de producción.
El precio de la uva sigue siendo un equilibrio inestable, condicionado por la zona de cultivo, la calidad, el grado alcohólico o el tamaño de la cooperativa. En este escenario, el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, subrayó que “la inmensa mayoría de las bodegas cumplen con la ley de la cadena” y se mostró partidario de los contratos a medio plazo, que el sector “lleva toda la vida defendiendo”.
Benítez reconoció que la bajada imprevista de la cosecha ha alterado las relaciones comerciales: algunos contratos iniciales se cerraron a un precio y, al confirmarse la escasez de uva, se firmaron otros “pagando más”, por lo que “puede ser” que los primeros viticultores reciban un precio inferior. Aun así, insistió en que “en ningún caso” deben dejar de cubrirse los costes efectivos de producción.
Desde Asaja, el técnico sectorial José Ugarrio defendió la necesidad de “precios estables” y contratos plurianuales, especialmente en zonas donde existe relación directa entre bodeguero y agricultor. Recordó además la enorme disparidad de precios, que puede oscilar entre 0,23 o 0,24 euros por kilo en Castilla-La Mancha y hasta 2 euros en Rías Baíxas. Ugarrio destacó que la enfermedad del mildiu en Andalucía ha incrementado “de forma muy considerable” los costes de producción.
Por su parte, COAG afirmó que los precios comenzaron la vendimia en niveles similares a los del año pasado, aunque repuntaron “un poquito más” al confirmarse la baja cosecha. El responsable sectorial, Joaquín Vizcaíno, exigió que se cumpla la ley de la cadena, ya que “en muchos casos no se está cumpliendo”.
En la misma línea, Unión de Uniones detalló que los precios del vino blanco se sitúan entre 4,5 y 4,7 euros por litro, mientras que el tinto ronda los 4,2 euros. En el caso del mosto, el valor medio está en torno a 3,7 euros, y pese a la escasez de producción “no está subiendo el precio”. Su responsable vitivinícola, Andrés García, señaló que los costes son mayores en las pequeñas cooperativas, donde la burocracia y la mano de obra encarecen la producción.
El sector coincide en que la viabilidad del viñedo pasa por garantizar rentabilidad y ofrecer seguridad a los productores, en un contexto de clima adverso, enfermedades y costes crecientes que amenazan con desestabilizar uno de los mercados más emblemáticos de la agricultura española.
