España se encuentra entre los países desarrollados con menos libertad económica, concretamente en la posición 31 de 38 países de la OCDE, con un nivel de libertad económica inferior en un 7% al promedio de los países desarrollados.
Es una de las conclusiones que revela el último informe sobre la libertad económica en 2025 elaborado por la Fundación Heritage y adaptado al contexto español por el Instituto de Estudios Económicos (IEE) que ha sido presentado este lunes por el presidente del IEE, Íñigo Fernández de Mesa; el director general del IEE, Gregorio Izquierdo; el catedrático de Historia del Pensamiento Económico Carlos Rodríguez Braun, y el catedrático emérito de Economía de la Universidad Complutense de Madrid Francisco Cabrillo.
Según han explicado desde el IEE, las variables que más penalizan a España son las derivadas del «excesivo» tamaño del Estado, como son su nivel de gasto público, el «persistente» desequilibrio fiscal, la deuda pública acumulada y una «excesiva» presión fiscal.
El índice de libertad económica (ILE) analiza 184 países y concluye que, para 2025, la puntuación media global ha mejorado ligeramente, alcanzando los 59,7 puntos sobre 100, frente a los 58,6 del año anterior. Sin embargo, avisa el IEE, esta mejora es modesta y no oculta el deterioro de pilares clave como la sostenibilidad fiscal, afectada por déficit crecientes y niveles de deuda pública «históricamente altos». Dentro de esos 184 países, España cae a la posición 53.

«Estamos muy alejados de las primeras posiciones, lo cual condiciona nuestro progreso económico y bienestar. Es verdad que, en el conjunto del mundo, tenemos la posición 53 de 184 del ranking mundial, pero nuestra referencia deben ser las economías más prósperas, ya que, precisamente la falta de libertad económica en el mundo es lo que explica que los países desarrollados sigan siendo un grupo minoritario en el total», afirma el IEE.
De los 184 países evaluados en 2025, sólo tres han sido clasificados como «libres» (con una puntuación superior a 80), uno menos que el año anterior. Otros 26 países se sitúan como «mayoritariamente libres» (entre 70 y 79,9 puntos), mientras que 58 países son considerados «moderadamente libres» (entre 60 y 69,9 puntos). En total, 87 países presentan un grado significativo de libertad económica. En el extremo opuesto, 60 países han sido calificados como «mayoritariamente no libres» (entre 50 y 59,9 puntos), y 29 como «reprimidos» (menos de 50 puntos), entre ellos China e Irán.
El ranking lo lidera Singapur, como la economía más libre del mundo, seguido de Suiza e Irlanda. Taiwán, por su parte, alcanza su mejor posición histórica, situándose en cuarto lugar.
Estados Unidos, por su lado, continúa su descenso y se sitúa en el puesto número 28 por el elevado gasto público y el deterioro fiscal bajo la administración Biden (en 2024 estaba en la posición 25), mientras que Argentina experimenta la mayor mejora por las reformas estructurales impulsadas por el presidente Javier Milei y la reducción del déficit público y de la inflación (sube de la posición 145 a la número 124), según ha afirmado el presidente del IEE.
El ILE se compone de doce indicadores agrupados en cuatro grandes áreas, cada una con tres medidas específicas, y valorados sobre una calificación de 0 a 100. Dentro de estas cuatro categorías, España tiene una puntuación inferior a la de la OCDE en siete ámbitos. En concreto, la puntuación en la que se encuentra más alejada es de -27,7 puntos (salud fiscal), mientras que la diferencia positiva más elevada son apenas 5 puntos (estabilidad monetaria).
En salud fiscal, España se encuentra en la posición 33 de los 38 países analizados. Este parámetro mide la sostenibilidad del presupuesto público considerando si hay superávit o déficit y midiendo, asimismo, el nivel de deuda acumulada por el Estado.
Según el IEE, en el caso español, las causas de este resultado van desde un gasto público «estructuralmente elevado», hasta una «creciente» presión fiscal sobre empresas y familias, pasando por falta de reformas para corregir los desequilibrios presupuestarios.
La libertad de empresas en España, lejos de los puestos de cabeza
El informe señala además que la libertad de empresa en España está ligeramente por encima del promedio de la OCDE, pero «muy alejada» de las posiciones de liderazgo dentro de los países más desarrollados.
En concreto, España alcanza un valor de 102,1 puntos respecto a la media OCDE (base 100), una puntuación del orden de un 11% inferior a la de los países de cabeza, como Dinamarca y Australia, que tienen una libertad de empresa superior.
En este sentido, el IEE ha alertado de que la regulación «excesiva» representa un obstáculo «significativo» para el desarrollo empresarial, afectando tanto a la creación de nuevas compañías como a la operativa diaria de las ya establecidas.
Esta situación «perjudica la rentabilidad empresarial y condiciona negativamente su capacidad para invertir en innovación, crecimiento y mejora de la productividad, factores todos ellos que configuran la base de la competitividad a largo plazo», agrega el Instituto.
La inversión, un reto a futuro
El IEE ha subrayado que la libertad económica y de empresa «es el motor del crecimiento, la innovación y el bienestar en las economías avanzadas».
El IEE pide revertir el deterioro experimentado en el ránking de facilidad inversora, en el que España se sitúa en el puesto 20 de entre los 38 países más avanzados. Esta caída, denuncia, «refleja un entorno menos favorable para la inversión empresarial, con mayores restricciones regulatorias y menor seguridad jurídica».