Los productores hortofrutícolas asociados a Proexport, la patronal del sector de frutas y hortalizas murciana, están desarrollando un proyecto, llamado Nitrosfera, para adaptar la nutrición de los cultivos a los requisitos de las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos, como es el caso del Campo de Cartagena y otras zonas afectadas de la Región.
Para ello, tratan de abonar los terrenos con estrategias de fertilización que incluyen la incorporación de microorganismos en el plan de abonado, buscando mejorar la eficiencia en la nutrición de las plantas y promoviendo un enfoque para el manejo de los cultivos que permita a la vez obtener cosechas rentables y mejorar la fertilidad del suelo.
De este modo persiguen facilitar a las plantas, los nutrientes que precisan para desarrollarse y dar cosechas que puedan ser comercializadas. Los agricultores planifican el abonado de los cultivos, calculando sus necesidades de unidades fertilizantes de los principales nutrientes y gestionan el aporte para que estén disponibles en el momento en que son demandadas por el cultivo, combinando fertilizantes que contienen un porcentaje concreto de cada uno de los tres principales nutrientes: nitrógeno (N), fosforo (P) y potasio (K).
Para ello, actualmente se sirven de la ciencia y la investigación para adaptar la nutrición vegetal a la situación concreta de cada planta, que en el caso del Campo de Cartagena depende de una normativa muy específica.
Una de las alternativas para compensar la estricta normativa que contempla el proyecto es el uso de productos basados en mezclas de microorganismos, como bacterias, hongos y actinobacterias. Estos elementos forman asociaciones simbióticas con las raíces de las plantas, favoreciendo la absorción de nutrientes y mejorando la estructura del suelo.
En este campo existen bacterias fijadoras de nitrógeno, capaces de convertir el nitrógeno atmosférico en una forma que las plantas puedan utilizar, aumentando así la disponibilidad de este nutriente esencial.
La simbiosis entre estas bacterias y las raíces de las plantas forma nódulos que actúan como sitios de fijación de nitrógeno. Este tipo de bacterias, en el proceso de fijar nitrógeno, convierten el nitrógeno atmosférico (N2) en amonio (NH4+), que es utilizado por las plantas para la síntesis de proteínas y otros compuestos esenciales.
Otro tipo de bacterias que están siendo probadas son las solubilizadoras de fósforo y potasio, que tienen la capacidad de liberar ácidos orgánicos y enzimas que descomponen los fosfatos inorgánicos presentes en el suelo, en formas solubles, facilitando su absorción por las plantas.
Abelardo Hernández, director técnico de Proexport y coordinador del proyecto, explica que, “buscamos cuantificar el impacto de los microorganismos en la fertilización de los cultivos. En los ensayos, sustituimos parte de las unidades fertilizantes por microorganismos, planificando abonados con reducción de aportes: 30% de nitrógeno, fósforo y potasio”.
No es un proyecto sencillo y los investigadores se encuentran con el obstáculo de la diversidad de situaciones y condiciones agroclimáticas que afectan al desarrollo de los microorganismos.
“A diferencia de los fertilizantes químicos, cuyos efectos y nutrientes se pueden medir de forma más sencilla y se dispone de datos históricos, los microorganismos trabajan de manera más compleja, de forma indirecta, a través de su desarrollo en el suelo. Sus beneficios también varían según las condiciones del suelo, el tipo de cultivo y otros factores ambientales, lo que hace que su cuantificación sea mucho más difícil”, señala Angeles Lozano, colaboradora del proyecto.
“Con los ensayos que estamos realizando buscamos obtener datos científicos que nos indiquen cómo los microorganismos pueden ser utilizados de manera eficaz en combinación con los fertilizantes químicos, sin comprometer la productividad, siendo una alternativa eficaz y sostenible que mejore la nutrición de las plantas y la fertilidad del suelo, y aumente la eficiencia del proceso de nutrición vegetal”, concluye Hernández.
Financiación europea
Nitrosfera es un proyecto de innovación realizado por el grupo operativo NUVES (NUtrición VEgetal Sostenible), que cuenta con una ayuda de 198.000 € correspondiente a los fondos europeos que gestiona el Gobierno regional para Grupos Operativos.
En el desarrollo del mismo participan las empresas asociadas a Proexport: Murciana de Vegetales, Grupo CFM, Bonduelle, Intercrop Ibérica, G’s España, y Agromediterránea, junto con la Universidad Politécnica de Cartagena que actúa como organismo de innovación, que realiza sus ensayos en la finca experimental Tomás Ferro, ubicada en la localidad de La Palma (Cartagena), así como en parcelas comerciales de los miembros del grupo operativo.
El objetivo del proyectos es desarrollar una App que ayude a determinar la estrategia de fertilización más apropiada en función de cada tipo de suelo y cultivo.