La lucha contra las pérdidas y el desperdicio de alimentos se ha convertido en uno de los pilares de la política de la Unión Europea (UE) y de sus países miembros. Se estima que un 30% de los alimentos producidos se pierden en la cadena alimentaria y, de ellos, un 55% en los hogares y la restauración, según indica Proexport.
Por este motivo, los agricultores y empresas productoras están llevando a cabo estrategias para asegurar la durabilidad de frutas y hortalizas con nuevos envases, mejores controles de la cadena de suministro y otras herramientas que permitan hacer llegar el producto a destino con la mayor frescura posible. Todo ello minimiza el impacto sobre el desperdicio de alimentos, que se estima cada año en alrededor de 89 millones de toneladas de pérdida y desperdicio de alimentos, lo que representa el 20% del total de alimentos producidos, con unos costes estimados en 143.000 millones de euros.
En este sentido, la Asociación de Productores-Exportadores de Frutas y Hortalizas de la Región de Murcia (Proexport), forma parte del proyecto europeo Sisters, cuyo objetivo es reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos (Food Loss and Waste en inglés -FLW-) a lo largo de toda la cadena de suministro, ofreciendo soluciones innovadoras para cada una de las fases.
«Según el proyecto de Ley para la Prevención del Desperdicio Alimentario, presentado en diciembre en el Congreso, poco más del 70% de los alimentos producidos son realmente consumidos. Aumentando el aprovechamiento podríamos reducir las emisiones de CO2 que significan producir el alimento, su transporte, almacenamiento, distribuirlo, comprarlo, etc. Aunque, hay que señalar que el mayor porcentaje de las pérdidas se produce en las fases de consumo (hogares y restauración), con un 55% del total”, explica Abelardo Hernández, responsable del proyecto en Proexport y director técnico de la Asociación.
En el caso concreto del transporte, la propuesta de Sisters se llama Bulkbox. Se trata de un contenedor semi-hermético que permite regular el intercambio de aire con el exterior y que incluye sondas capaces de determinar la temperatura, la humedad, el CO2 y el O2 en el interior del contenedor, enviando la información a ‘la nube’, desde donde es posible acceder a los datos sobre las condiciones en las que se encuentran los alimentos en tiempo real.
Según Hernández, «el BulkBox crea de forma pasiva, una atmósfera modificada, con ligero aumento del CO2 y, sobre todo, una mayor humedad relativa. Esta variación, en productos de hoja como la espinaca, ayuda a reducir la deshidratación, aunque en otros productos, como las fresas, puede favorecer el desarrollo de hongos. Hemos obtenido resultados positivos en transportes de larga duración. Para los transportes normales, 2-4 días, puede que los beneficios no compensen el coste adicional del sistema”.
Otra de las innovaciones que propone Sisters son las denominadas Storebox: unas cajas diseñadas para usar en los puntos de venta y en la distribución minorista y que al igual que los BulkBox, incorporan sondas para medir T, HR, CO2 y O2 y que también son capaces de informar en tiempo real de las condiciones en el interior del StoreBox, permitiendo así prever la evolución de la calidad y actuar en caso de necesidad.
«El rol de Proexport en el proyecto es el de aportar la visión del productor agrícola, intentando acercar la realidad del sector a las soluciones propuestas, y probar las innovaciones en condiciones reales de trabajo. Aunque es la Asociación la que nominalmente participa en el proyecto, los ensayos los realizamos en los miembros productores de la misma”, apunta el responsable del proyecto.
Así, las pruebas con los BulkBox se realizaron en Verdimed y Agrar Systems; las de StoreBox en Looije, y los envíos de restos de cultivos para obtener biomoléculas los hicieron desde Soltir y Campo de Lorca, todas ellas empresas asociadas a Proexport y con sede en la Región de Murcia.
Como expone Abelardo Hernández, “esas biomoléculas se utilizarán para fabricar nuevos materiales de envasado, compostable y que preserve la calidad de los alimentos«, lo que pone de manifiesto que Sisters ofrece soluciones para todos y cada uno de los eslabones de la cadena de suministro.
Conservación de los frescos
Las frutas y hortalizas son productos muy perecederos, con una vida útil muy corta, que presentan un difícil reto para su conservación, frescas y en condiciones óptimas de consumo. Además, por la enorme variabilidad de productos y tipos que hay, requieren que las condiciones de conservación sean casi personalizadas, lo que unido a la necesidad de mantener la cadena de frio hace que la logística sea especialmente compleja.
«La principal herramienta que tenemos en la conservación de las frutas y hortalizas es el frio. Hemos hecho un gran esfuerzo en extender la cadena de frio a todas las fases de la producción, evitando su ruptura, desde el uso generalizado de vacuum cooling (enfriamiento por vacío) hasta instalaciones frigoríficas de última generación, con pre-enfriado con aire forzado y control de humedad. Los sistemas están adaptados a cada producto, a las condiciones de conservación óptimas de cada hortaliza, pero es cierto que esta especialización es una dificultad añadida», indica el director técnico de Proexport.
No en vano, las pérdidas y el desperdicio alimentario son un problema multifactorial, que abarca todo el sistema alimentario actual. Por esta razón, las Organizaciones de Productores (OP’s) de frutas y hortalizas llevan años trabajando en mejorar los aprovechamientos de sus cultivos, buscando salidas complementarias al consumo en fresco, como son el congelado o la conserva, optimizando los sistemas de manipulado y envasado, o mejorando la cadena de frio.
Las innovaciones que propone Sisters, como son los BulkBox, para reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de los distintos eslabones de la cadena de suministro, han sido experimentadas en el proyecto europeo que se inició en 2021 y en el que han participado durante cuatro años 18 instituciones colaboradoras de 8 países europeos.
La complejidad del problema precisa de la intervención de todos (ya que si la distribución tiene una pérdida promedio del 5%, los hogares tienen el 40%) para que los avances sean apreciables. Por este motivo, se han implicado diferentes niveles de la cadena alimentaria en esta iniciativa, que ha contado con un presupuesto de 10,1 millones de euros, de los que 8,3 millones son aportados por la Comisión Europea.