Los siniestros agrarios registrados hasta noviembre han afectado a 1.454.125 hectáreas, lo que supone una reducción del 11,5% respecto al mismo periodo del año anterior, según el último informe de Agroseguro. Pese a este descenso de superficie, las indemnizaciones previstas superan los 710,92 millones de euros, un 5% más que en 2024.
Del total, las líneas agrícolas concentran 556,25 millones de euros, mientras que la ganadería por accidentes, enfermedad y pastos, junto con la acuicultura, suma 66,46 millones, y la retirada y destrucción de animales alcanza 88,21 millones. En los once primeros meses del año se han contabilizado 1,4 millones de siniestros, de los que 1,2 millones corresponden a la retirada y destrucción de animales, frente a 104.467 siniestros agrícolas y 94.870 en ganadería y acuicultura.
Los cultivos agrícolas acumulan 515,77 millones de euros en indemnizaciones. Los frutales lideran el importe con 164,81 millones, seguidos de herbáceos con 126,6 millones, uva de vino con 72,58 millones, cítricos con 68,33 millones, hortalizas con 61,53 millones, uva de mesa con 11,78 millones y olivar con 10,14 millones.
En comparación con el periodo enero noviembre de 2024, las indemnizaciones aumentan en frutales un 79%, en cítricos un 10% y en herbáceos un 4%, mientras que descienden en uva de vino un 32% y en hortalizas un 0,4%. En frutales, los daños se concentran en episodios de pedrisco registrados entre marzo y abril en Cataluña y Aragón, a los que se sumaron tormentas en mayo en Castilla La Mancha y la Región de Murcia, y nuevos episodios de granizo en verano en el valle del Ebro.
Los cítricos se vieron afectados por episodios de viento, helada y pedrisco durante el invierno en Andalucía, la Comunidad Valenciana y Murcia. En los cereales y leguminosas, la fauna cinegética, las lluvias persistentes e inundaciones de primavera, la ola de calor de mayo, los incendios de junio y las tormentas de julio condicionaron el resultado productivo.
Agroseguro señala que las danas de este año han sido menos intensas que las de octubre de 2024, cuando se produjeron daños relevantes en naranja, mandarina y caqui valencianos, así como en invernaderos de Almería. La evolución mensual muestra un inicio de año con heladas, viento y pedrisco, una primavera marcada por borrascas y tormentas, y un verano con récords térmicos y episodios de granizo que solo en junio afectaron a más de 500.000 hectáreas.
En otoño, la siniestralidad fue más dispersa. Octubre registró daños asociados a pedrisco, lluvias e inundaciones, mientras que en noviembre las precipitaciones ayudaron a reducir el déficit hídrico, con daños de menor extensión provocados por viento intenso.
