La banca se aproxima a 2026 desde una posición considerada sólida por los supervisores. Tanto Moody’s como la Autoridad Bancaria Europea sostienen que la rentabilidad se mantendrá estable tras un 2025 con resultados históricamente altos, aunque con un escenario condicionado por tipos de interés previsiblemente más bajos, tensiones geopolíticas, volatilidad financiera y ciberamenazas.
Moody’s apunta que, pese a la reducción prevista en los márgenes, el aumento de los ingresos por comisiones compensará este efecto. La agencia considera que los costes operativos seguirán creciendo por inversiones en tecnologías de información e inteligencia artificial, y que la capitalización del sector permitirá sostener el crédito y mantener la distribución de beneficios a los accionistas. A escala europea, la rentabilidad se moderará ligeramente debido a la compresión de márgenes y a mayores gastos operativos, tras un año en el que por primera vez en una década superó el coste de capital.
Depósitos en recuperación y mejora en la morosidad
Moody’s prevé que el crecimiento de los depósitos continuará recuperándose en 2026, superando al de los préstamos en la mayoría de sistemas bancarios. Además, estima una caída de las tasas de impago desde el 4,4% anual actual hasta el 2,6% en octubre de 2026, por debajo del promedio del 4% de la última década. Aunque los cargos por insolvencias se mantendrán contenidos en general, aumentarán en Asia Pacífico.
La agencia considera que los bancos mantendrán reservas de liquidez estables después de que entidades estadounidenses redujeran su dependencia de depósitos no asegurados tras los episodios de 2023. En el ámbito regulatorio, señala que los ratios de capital podrían haber alcanzado máximos y que Estados Unidos podría ajustar requisitos, mientras el BCE mantendrá el nivel vigente en Europa. Algunos grandes bancos europeos podrían destinar excedentes de capital a recompras y dividendos.
Riesgos persistentes y vulnerabilidades estructurales
Moody’s y la EBA coinciden en que el entorno macroeconómico de 2026 será estable, aunque sujeto a riesgos geopolíticos, tensiones comerciales y evolución del escenario financiero. La EBA advierte de que el aumento de la deuda soberana impulsa primas de riesgo más altas y mercados de financiación más volátiles. Subraya, además, que los bancos europeos siguen siendo vulnerables a perturbaciones externas y que los riesgos operativos permanecen elevados por ciberamenazas, fraude y riesgos legales. La institución también apunta que el creciente interés por las criptomonedas estables podría afectar a la financiación y a la gestión del riesgo de liquidez a largo plazo.
